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Valorar el impacto social: medir más allá del resultado económico

26 Octubre - 2021
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Ramon Bastida, Director del Postgrado en Emprendimiento Social y Desarrollo Sostenible

Las organizaciones deberían ser capaces de crear valor económico para sus accionistas, pero también valor social y medioambiental para todos sus grupos de interés. Así lo plantearon los profesores Porter y Kramer en 2011 en la teoría de la creación del valor compartido. Y para pasar cuentas es necesario técnicas de medición de este valor. Aunque se trataba de un campo desconocido para el gran público, hace algunos años ya existían aplicaciones pioneras de medición del impacto social. Por ejemplo, en 1966, la NASA ya utilizaba indicadores de medición de impacto social de sus programas. Actualmente, siguen utilizando este tipo de indicadores.

Ha llovido mucho desde entonces y la medición del impacto social ha evolucionado mucho.

La medición del impacto

Un primer cambio que se ha producido en los últimos años es que la medición del impacto social ha pasado a ser una actividad que desarrollaban las empresas sociales y las entidades no lucrativas para medir la consecución de su misión, a aplicarse en todo tipo de empresas y organizaciones, y en todo tipo de sectores (financiero, educación, inmobiliario, etc.).

Un segundo cambio es que hemos pasado de disponer de unos pocos métodos y herramientas de medición del impacto social centradas en el campo de la economía social y el tercer sector, a múltiples marcos conceptuales, métodos y herramientas. Según un estudio reciente realizado por ESIMPACT, sólo en España se utilizan más de 10 métodos diferentes. Otras fuentes hablan de más de 100 métodos de medición de impacto diferentes. Esta variedad provoca confusión en las organizaciones que deben preparar la información y en las personas usuarias de la misma. Además, se produce un incremento en el coste de preparación de la información.

Sólo en España se utilizan más de 10 métodos distintos de medición del impacto social, cosa que provoca confusión en las organizaciones y en los usuarios

Y un tercer cambio es la diversidad de objetivos para la medición del impacto. Algunas organizaciones miden el impacto social para asegurarse que están cumpliendo con su misión, mientras que otras tienen como objetivo informar a sus grupos de interés. Algunas organizaciones sencillamente miden el impacto social para cumplir con la normativa.

La creación de valor

Actualmente, se está produciendo un cambio de paradigma en la creación de valor de las organizaciones. Este cambio de paradigma se apoya al menos en tres factores clave:

  • En primer lugar, en la citada teoría de la creación del valor compartido de Porter y Kramer, que dice que las organizaciones deben también generar valor social para las personas trabajadoras, clientes, etc.
  • En segundo lugar, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que publicó Naciones Unidas en 2015, y que tienen un amplio consenso internacional. Los ODS son una guía para que los Estados y también las organizaciones pueden definir sus objetivos de creación de valor social y medioambiental en base a los 17 ODS o retos más relevantes del planeta.
  • Y en tercer lugar, la definición de nuevos marcos y figuras legales adaptados a este nuevo paradigma de creación de valor. Recientemente, se ha presentado un manifiesto para crear una nueva figura legal denominada “empresa con propósito” en España. Este tipo de figuras legales ya existen en otros países de nuestro entorno, como Francia o Italia.

Otro factor importante y necesario para consolidar este nuevo paradigma es la medición del valor social y medioambiental.

Los ODS son una guía para que los Estados y también las organizaciones pueden definir sus objetivos de creación de valor social y medioambiental en base a los 17 ODS o retos más relevantes del planeta.

Retos

La evolución de la medición del impacto social parece imparable debido a las necesidades de información de las organizaciones y sus grupos de interés. Esto plantea algunos retos importantes para poder avanzar en la mejora de la medición:

  • Un primer reto es establecer una definición común de impacto social. Esto se podría interpretar como un cuestión puramente teórica o académica, pero a la práctica permitiría aclarar que es y que no es impacto social, y contribuiría a mejorar la medición del impacto de las organizaciones. Actualmente, ya existe una iniciativa de la Comisión Europea para definir una taxonomía social en el campo de las finanzas sostenibles. Recientemente, profesores de la UPF Barcelona School of Management hemos publicado un artículo sobre buenas prácticas en la generación y medición del impacto de los bancos con valores que forman parte de la Global Alliance of Banking on Values (GABV). Este artículo es parte de un proyecto para identificar buenas prácticas que ayuden a diseñar la taxonomía social.
  • Un segundo reto es avanzar hacia un marco conceptual y unas reglas de medición del impacto comunes. Este no es un reto fácil de alcanzar debido a la diversidad de los objetivos y las actividades que desarrollan las organizaciones que miden el impacto social. Pero es importante dotarse de un marco y unas reglas comunes para generar confianza y legitimar la información obtenida. En la actualidad, existen divergencias en las dimensiones del impacto social, en el alcance del impacto, a veces centrado en la organización, a veces también en sus grupos de interés, etc.
  • Un tercer reto pasa por concentrarse en medir los efectos y no los esfuerzos de generación de impacto social. Según un estudio de la NYU Stern Business School, un porcentaje muy elevado de las organizaciones que miden el impacto social, en realidad están midiendo los esfuerzos para generar impacto (recursos y actividades desarrolladas), en lugar de medir los efectos (cambios generados en un conjunto de personas).
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