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Sistema bancario: de la crisis financiera de 2008 a la covid-19

8 Junio - 2021
Sistema bancari

Joan Anton Ros
Profesor del Máster Universitario en Finanzas y Banca

Es bien conocido el fuerte ajuste que ha sufrido el sector bancario des de la anterior crisis financiera del 2008, cuando contaba con 55 entidades, hasta quedar reducido a solo 10 grandes grupos en la actualidad (una vez completada la fusión Liberbank&Unicaja). Un reajuste que ha costado 65.725 millones de euros en rescates bancarios más una pérdida de 112.250 puestos de trabajo, contando los EROS, bajas incentivadas y prejubilaciones.

¿Cuáles han sido las razones que ha propiciado esta situación? Sin lugar a dudas una gran vulnerabilidad de las entidades financieras para poder enfrentarse a unos riesgos cada vez más globales y al progresivo aumento del marco regulador por parte de las autoridades europeas que ha resultado inviable para la mayoría de las entidades financieras que estaban operativas antes de la crisis del 2008.

Si valoramos la vulnerabilidad del sector a acorde con el modelo de las 5 fuerzas de Michael Porter, llegamos a la conclusión que antes de la crisis financiera del 2008, el sector bancario era ineficiente en todas y cada una de estas fuerzas.  

  • Rivalidad entre competidores:
    • Ofertas temerarias e indiscriminadas en la política de precios, sin distinción del perfil de riesgos del cliente (Euribor + 0,15)
    • Elevada descentralización del riesgo a las oficinas, sin la debida formación a sus empleados.
    • Financiaciones hipotecarias superiores al valor de las garantías.
    • Una lucha incesante por ganar cuota de mercado a los competidores, a costa de un desmesurado estrechamiento de sus márgenes
  • Amenaza de nuevos competidores:
    • Mercado liberalizado y global con nuevas aperturas de entidades y establecimientos de crédito, tanto comunitarias como extracomunitarias.
    • Incipiente inicio de las fintech
  • Amenaza de productos y servicios sustitutivos:
    • Un porfolio de productos muy maduro y poco innovador.
    • Una oferta excesivamente concretada en préstamos hipotecarios y préstamos al consumo.
  • Poder de negociación con los proveedores
    • Gran dependencia de la financiación corto plazo en los mercados financieros.
    • Baja capitalización de las entidades de crédito (excesivamente apalancadas)
    • Una cierta concentración en Cajas de ahorros, que debido a su naturaleza tenían un acceso limitado al capital
  • Poder de negociación de los clientes:
    • Alta dependencia al sector inmobiliario con una exposición superior al 44% en crédito a promotores
    • Una clientela poco fidelizada que en algunos casos presionaba a los directores de oficina, con la amenaza de cambio de entidad.

A raíz de esta crisis financiera, la organización mundial que reúne a las autoridades de supervisión bancaria, denominada Comité de Basilea, cuya función es fortalecer la solidez de los sistemas financieros, opto a través de sus diferentes acuerdos el exigir una mayor capitalización a las entidades bancarias para tratar de reforzar su solvencia y evitar futuros rescates bancarios a cargo de los gobiernos. Por otra parte, el estado español también decidió crear la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB) con el propósito de sanear el sector, mediante la transferencia de los préstamos hipotecarios problemáticos a la misma.

En 2014 dentro del proceso de la unión bancaria europea se crea el Mecanismo único de Supervisión (MUS), con el propósito de que todas las entidades significativas (designadas así por razón de su tamaño y ámbito territorial) estén supervisadas por el Banco Central Europeo en coordinación con los bancos centrales de los estados miembros, bajo los mismos criterios de supervisión.

En 2016 se crea el Mecanismo Único de Resolución (MUR), para realizar una resolución ordenada de las entidades financieras en el caso de liquidación. Los puntos más significativos de esta norma son que los estados miembros no podrán capitalizar a las entidades financieras mediante dinero público, siendo los accionistas y determinados pasivos elegibles (deuda subordinada y bonos convertibles) quienes deberán asumir la totalidad de las perdidas. También se crea la Junta Única de Resolución que en coordinación con el Banco Central Europeo y los organismos liquidadores de los países miembros (FROB en España) deberán realizar esta liquidación ordenada de las entidades afectadas. La primera actuación de este organismo fue a raíz de la liquidación y venta del Banco Popular al Banco de Santander por un euro en 2017.

Por otra parte, el vigente acuerdo del comité de Basilea (Basilea III) es muy exigente en cuanto a la cantidad y calidad del capital regulatorio mínimo que tienen que mantener las entidades de crédito para poder operar, siendo este del 10,5% en 20121 en su ratio de solvencia (ratio que mide la relación entre el capital regulatorio y los activos en riesgo de las entidades, estos últimos sujetos a una ponderación en función de sus pérdidas potenciales). Sin embargo, esta ratio mínima es superior para la mayoría de las entidades de nuestro país, con un rango entre el 12,5% y 13,5% en función de su tamaño y riesgos transfronterizos.

En cuanto a la calidad de este capital, el regulador es también muy existente en este sentido, ya que requiere que una parte importante del porcentaje mínimo de la ratio de solvencia, este configurado básicamente por el capital desembolsado más las reservas generadas por los beneficios retenidos. Este capital de primera calidad denominado Common Equity Tier1 (CET1) se complementa con un capital adicional nivel 1 constituido básicamente por acciones preferentes y títulos subordinados sin fecha de vencimiento. El resto de la ratio de solvencia lo constituye el capital nivel 2, compuesto en su mayoría por títulos subordinados con vencimiento superior a 5 años. La finalidad de esta capital de segundo orden, no es otro que el poder absorber perdidas, cuando el capital CET1 y el capital adicional nivel 1 resultan insuficientes.

¿Cuál es la situación actual del sector ante la actual crisis de la covid-19?  A la espera de los resultados del test de estrés a que están siendo sometidas las entidades bancarias este año 2021 por parte de la European Banking Authority (EBA), cuyos resultados se publicarán el 31-7, nos encontramos con 10 grupos bancarios, que en mi opinión son muy solventes y  gozan de una gran liquidez, pero sufren una baja rentabilidad (ROE del 3,5% en 2020), debido a un escenario de bajos intereses, provisiones derivadas de la covid-19, menor demanda de créditos, y unos altos costes de estructura abocados a una fuerte digitalización del sector.

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