Merkel: con cabeza y corazón

Toni Aira
Director del Máster en Comunicación Política e Institucional
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Esa rara combinación de competencia y proximidad. Rara por poco común. Por poco habitual. Esa rara combinación de cabeza y corazón, de discurso racional y de empatía, en su justa medida, sin el clásico sobrecargar lo sentimental. Raro también por poco común. Por poco habitual. Y estas singularidades, en esencia, son las que han consensuado internacionalmente la percepción de una Alemania y de una Unión Europea que con el liderazgo de Angela Merkel han estado en buenas manos. Ha marcado diferencias en fondo y forma con el grueso de sus homólogos de punta a punta del globo. Y ese hueco, con su retirada, es así normal que para muchos sea observado como un abismo.

El epicentro del terror al adiós de Merkel es obvio que se ubica en su partido, la CDU

En orden interno, el epicentro del terror al adiós de Merkel es obvio que se ubica en su partido, la CDU. El sustituto de la canciller saliente como cabeza de cartel, Armin Laschet, ya lo ha sufrido en campaña, con las dificultades añadidas que la alargada sombra de un liderazgo potente en retirada acostumbra a sumar a un nuevo aspirante. No es lo mismo tomar el relevo de Merkel que de cualquier otro. Ella ha imprimido un sello propio, no solo al frente del gobierno alemán sino también al frente de una coalición entre la CDU y la CSU bávara, que ella con sus victorias continuadas supo compactar a pesar de las dificultades con la autoridad del líder que acaba situándose un palmo por encima del resto. Con la autoridad moral de quien a un comportamiento intachable le suma un talante que se impone también en las urnas. Ética y estética. Hasta el candidato socialdemócrata, Olaf Scholz, miembro del último gobierno de coalición de Merkel con el SPD, ha intentado erigirse en el más similar a Merkel de entre los aspirantes a sucederla. Y el electorado parece que lo ha comprado, ante la perspectiva inquietante de optar por un modelo diferente, con o sin la bendición de la líder saliente.

Pero la onda expansiva de los miedos a la era post Merkel sobrepasan las fronteras germanas. Como su propio liderazgo. En Estados Unidos, por ejemplo, la mandataria fue descrita por los medios de comunicación como "la nueva líder del mundo libre" tras la marcha de Barack Obama, con quien por cierto siempre tuvo una excelente relación y quien le indicó la responsabilidad de liderar la democracia occidental al abandonar su cargo. Ahí es nada. Aunque, sin duda, donde en primer término se echará de menos su batuta será en esas instituciones europeas que en los últimos años tanto han pendido de un hilo, zarandeadas por fuertes crisis económicas, políticas, de valores, de funcionamiento y hasta una pandemia.

La onda expansiva de los miedos a la era post Merkel sobrepasan las fronteras germanas. Como su propio liderazgo.

El Reino Unido se fue. Francia afronta elecciones también en breve, con un Emmanuel Macron, mínimo hasta entonces, con su propio orden de prioridades. Italia vuelve a tener otro tecnócrata al frente. Y, en general, los populismos y los extremismos crecen en paralelo al descontento, en unas sociedades europeas que parecen colapsadas (no solo mentalmente) por dificultades que son utilizadas sin escrúpulos por mandatarios como Viktor Orbán en Hungría. La regresión en derechos que se están experimentados en países como este o como Polonia es un desafío de dimensiones difícilmente asumibles sin liderazgos que se puedan por lo menos acercar al de Merkel. De hecho, porque ni ella misma ha podido contener del todo esa fuerte marejada.

La película Merkel (2020), de Stephan Wagner, es una adaptación ficcionada del best-seller sobre la canciller, interpretada por la prestigiosa actriz Imogen Kogge. Recrea el tramo más complejo de su mandato, cuando en 2015 y ante la entrada incontrolada de un millón de refugiados sirios en Alemania, se vio obligada a liderar de nuevo la UE ante un reto difícil que ponía en riesgo su propia existencia tal y como la hemos entendido desde su constitución. Imposible no empatizar con esa mujer, sobre todo si comparas sus reflexiones y sus acciones con las de una mayoría de sus compañeros de viaje. No será fácil volver a dar con la fórmula que en esta física doctorada en química cuántica tanto ha acertado en la combinación de cabeza y corazón, cuando tanta falta hacen las dos cosas en su justa medida.