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COVID-19: Verdades y mentiras en Economía y Salud

2 Abril - 2020

Salvador Estapé
Profesor de la UPF Barcelona School of Management
Vicedecano de Profesorado

No es cierto que salvar vidas necesariamente tenga que llevar a una mayor y más profunda depresión económica. Las políticas sanitarias intentan allanar la curva de contagio de Covid-19 y las políticas económicas intentan allanar la curva de recesión.

Estamos ante una crisis económica y sanitaria sin precedentes recientes, y en una creciente sobreexposición a mucha información, a menudo muy técnica. Para procesar todo esta información y comprender las políticas económicas y sanitarias que se nos proponen, dos profesores de la London Business School han hecho un detallado trabajo de recopilación. Se trata de un marco interpretativo que pone de manifiesto el trade-off existente entre, por una parte, las políticas sanitarias que intentan allanar la curva de contagio de Covid-19 y, por otra, las políticas económicas que intentan allanar la curva de recesión (1).

Recientemente, este dilema entre salud y economía ha sido expuesto de forma cruda y descarnada por algún representante político estadounidense. Pero también de forma más velada y matizada está presente y la podemos encontrar en los representantes políticos españoles. Sin embargo, no es cierto que salvar vidas necesariamente tenga que llevar a una mayor y más profunda depresión económica, como lo atestiguan algunos trabajos recientemente publicados (2).

Actualmente, la mayoría de países están aplicando medidas más o menos estrictas de distanciamiento social. Aunque no hay consenso con el grado de confinamiento, total o parcial. Y cada país ha adoptado las suyas. Esta opción política es el resultado de dos factores: la capacidad máxima de camas de cuidados intensivos de los sistemas sanitario y la elevada demanda de camas críticas debido a la rápida propagación del coronavirus.

Los expertos nos recuerdan que las medidas de distanciamiento social disminuyen el flujo de personas sanas a personas infectadas por Covid-19, por lo que allana la demanda de atención sanitaria. Es más, el análisis de datos, basados ​​en modelos epidemiológicos, prevén que sólo las medidas estrictas de distanciamiento social pueden reducir la propagación del virus, por lo que la capacidad de los sistemas nacionales de salud sea suficiente para hacer frente a la demanda.

La propagación de Covid-19 no bajará a un ritmo bastante rápido si la población no es capaz de entender que el comportamiento irresponsable generará costes directos para la población más vulnerable y, indirectamente, para todos.

En este momento esta parece ser la mejor política: todo el mundo debería seguir estrictas medidas de confinamiento. La propagación de Covid-19 no bajará a un ritmo bastante rápido si no la población no es capaz de entender que el comportamiento irresponsable, generará costes directos para la población más vulnerable y, indirectamente, para todos.

El trabajo de Galeotti y Surico además destaca otros aspectos. Por ejemplo, señalan que, las políticas de salud que se implementan actualmente se basan en datos incompletos y sesgados. En efecto, la mayoría de las infecciones son generadas por individuos asintomáticos. Estos individuos son menos contagiosos en relación a los pacientes sintomáticos, pero son mucho más numerosos. Son por tanto los más "responsables" del crecimiento de la infección. Si las cifras que se han estimado en diferentes estudios son correctas, es probable que, incluso con políticas estrictas de distanciamiento social, el pico de la curva de contagio sea muy superior al previsto, por culpa de una lenta introducción de las políticas de confinamiento total.

Una vez levantadas las restricciones de confinamiento, la sociedad sigue siendo muy vulnerable, provocando posibles nuevas oleadas de contagio a la población. Pero no parece factible mantener una política de medidas estrictas de distanciamiento social hasta que se encuentre una vacuna.

En segundo lugar, el beneficio de una estricta política de distanciamiento social es disminuir la difusión a corto plazo de manera tan drástica que la capacidad del sistema sanitario pueda hacer frente a la demanda. Hay, sin embargo, un inconveniente con las estrictas políticas de distanciamiento social. En efecto, una vez levantadas las restricciones de confinamiento, la sociedad sigue siendo muy vulnerable al Covidien-19, provocando por tanto posibles nuevas oleadas de contagio a la población. Y, en tercer y último lugar, los autores también nos recuerdan un hecho obvio, a saber: no parece factible mantener una política de medidas estrictas de distanciamiento social hasta que se encuentre una vacuna.

En definitiva, para detener la crisis debemos atacar su fuente. La atención debe centrarse en la contención del virus. Esto requiere acciones rápidas, creativas y contundentes, centradas sobre todo en medidas sanitarias. Sin embargo, también es prioritario recopilar mejores datos, desarrollar mejores estrategias de contención y desarrollar mejores políticas socioeconómicas para apoyar todas las perturbaciones de la sociedad creadas por este crisis. Sólo una vez el virus esté contenido y la curva allanada, podremos pensar en reiniciar el motor de crecimiento económico.

Referencias:

[1] Andrea Galeotti, Paolo Surico, A user guide to COVID-19, https://voxeu.org/article/user-guide-covid-19

[2] Richard Baldwin & Beatrice Weder di Mauro (eds.) Mitigating the CoVid Economic Crisis: Act Fast and Do Whatever It Takes, CEPR, 2020

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